martes, 29 de noviembre de 2011

Abstracción de la realidad



Llegué a la sala ya de noche y con lluvia, sin tener referencia alguna del artista, así que mis expectativas no iban más allá de resguardarme y tomar notas para redactar este texto. Había poca gente, sonaba ópera y me encontré con fotografías de diferente formato -en general grandes- de edificios en obras, tanto interiores como exteriores, vacíos de gente u objetos, y todos ellos relacionados con el arte o la cultura.
La primera foto que me llamó la atención muestra el pabellón de España en la Expo de Shanghái de 2010, me costó reconocerlo como edificio e imaginar su forma exterior. Es como estar dentro de una iglesia muy cara y futurista. Contrasta la estructura de nave espacial con la interpretación casi espiritual del artista.
 Según avanzo me voy concienciando de la importancia de la luz, espacio y tiempo, como reza la octavilla que me dio una muchacha, guapa por cierto, al cruzar el arco de seguridad.

En la serie del Museo Judío de Berlín aparecen bloques de hormigón, duros y oscuros, que provocan angustia, desesperación y desorientación, siendo la luz la esperanza de sobrevivir. En la última de la serie los bloques dan forma a un avión de formas rectas y perfectas, que me sugieren el carácter estricto, industrial y armamentístico de los nazis, una poesía al miedo.

 En otra foto aparece una estructura de neones dispuestos paralelamente en posición vertical. Las velas son muy bonitas y románticas, pero están anticuadas. El encuadre nos transporta al futuro, parece la sirena de un coche de policía. Nos aísla de la realidad y construye algo nuevo y diferente, un futuro inquietante.
Me quedé un buen rato observando el interior del Museo OCA, Sau Paulo, obra del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, en el que la curva lo invade todo. La curva está en la naturaleza, en la música, en las mujeres, todo es curva en Brasil. En las composiciones los objetos pasan a un reducido plano, por las paredes resbala una luz celestial. Jose Manuel le da una poética de la trascendencia, crea sensaciones, desnuda la arquitectura, los espacios limpios, asépticos, de blanco inmaculado nos hacen subir al infinito, saltar la barandilla de barco y caer al abismo. Se siente el vacío, Dios tiene que existir.


Otra foto trascendental es “Sala blanca 2. 2007”. Paredes de hormigón, que debe ser lo más duro que hay, que se cae a cachos, como la piel seca y muerta. Si pasa esto con el hormigón qué no sucederá con nosotros. Vanitas, somos polvo, vísceras maquilladas. El rincón izquierdo está decorado por un inquietante collage de materiales de nuestra época: cartones, plásticos, madera conglomerada, y demás  materiales nobles dignificados.
 La foto que aparece en la ya citada octavilla enseña el vestíbulo principal del Rijksmuseum, Amsterdam.2005. Por lo visto, los holandeses dijeron: “Jose, necesitamos que nos pintes algo bonico”, y el artista utilizó los colores primarios para representar la época correspondiente a cada sala: el amarillo para el medievo, el verde la esperanza del Renacimiento, de nuevo dorado para el Barroco, y del resto no me acuerdo. Me recuaerda a la Tabacalera.
También del Rijksmuseum, es una pared descorchada, de escombro de ladrillo cuya iluminación lo eleva al nivel del mármol y las flores.






Ya en la segunda planta se agudiza la ausencia. Arquitecturas de ensamblaje, industriales, líneas rectas simétricas y artificiales, (Cubierta 2010). Recuerdan a la Torre Eiffel, por lo visto quisieron desmontarla de lo fea que les pareció, todo lo que no fuese piedra tallada carecía de mérito.
Desde arriba las fotos de la primera planta toman otro sentido, la sala enriquece el mensaje. Aparecen fotos de museos españoles, una de ellas corresponde a la remodelación del Reina Sofía en 2007, en la que se muestra un suelo empedrado para meter la climatización, que me recuerda a las revueltas en las que utilizan las baldosas para fragmentarlas y tirárselas a la policía. Contrasta con la pared blanca, vacía, ¿Dónde está su Guernica? Una poesía dramática, recordando los restos de la desgracia: primero fue el bombardeo de la población y luego se pintó el cuadro. Primero se remodeló el museo y luego se colgó el Guernica.
Otra pertenece al Museo Arqueológico, una vez más, vacío. Da pena que te quiten la identidad, la historia.
El artista abstrae un pedacito de la realidad para llevarnos al futuro, como en la foto del Aeropuerto Charles de Gaulle, París, donde aparece un platillo volante. O el interior de un depósito de gas, en 2005, en el que puede aparecer Terminator.
José Manuel Ballester, siendo una persona pública, muestra su visión más íntima y personal, incluso espiritual, reforzado por la ópera y la altura de la sala.  Una pena que al poco de entrar en la sala con el videoarte un hombre de ley me invitase a salir, que había que irse a casa. También hubiese pasado más tiempo con los libros del artista por el mundo. Es de agradecer que una exposición de tan buena calidad sea gratuita.

Gracias a Rosa por compartir sus conocimientos, emana pasión y ganas de vivir.

Sala de Exposiciones Alcalá 31. Madrid del 8 de Septiembre al 20 de Noviembre 2011

















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